Como era de prever, la pretensión lazi (respaldada por el Gobierno español por la cuenta que le trae) de que se pudiera hablar catalán en las instituciones europeas ha sido demorada ad calendas graecas por motivos obvios para cualquiera que no sea votante de Junts o ERC: dicha aspiración  resulta absurda en una organización basada en la fórmula un país, un idioma.

Varios países tienen fundadas sospechas de que, una vez abierto el grifo autonómico en España, empiecen a salir de debajo de las piedras toda clase de colectivos nacionales oprimidos que quieran seguir el ejemplo de los catalanes, con el cristo organizativo y separatista que de ello se deriva; con la guerra de Ucrania, la masacre en Gaza y un energúmeno en la Casa Blanca, la Unión Europea tiene cosas más importantes que tratar que el capricho de unos cuantos niños malcriados del noreste español.

La reacción de Carles Puigdemont a la catástrofe anunciada ha consistido en echarle la culpa de todo al Partido Popular, que es su reacción a todo by default. El PSOE ha hecho lo mismo, pues considera que el PP no es más que la avanzadilla de ese fascismo que Pedro Sánchez combate incansablemente, convertido ya en el paladín de la democracia en Europa. Pedro y Puchi coinciden, pues, en lo fundamental: el PP es un partido nefasto (no diré que no lo sea, pero no creo que esos dos sean los más adecuados para decirlo).

En caso de duda, la culpa es siempre del PP. Y echársela es la opción más sencilla. Es muy posible que, como se les acusa, los eurodiputados del PP hayan trabajado como fieras para boicotear el posible uso del catalán en la UE, pero eso es lo que se espera de un partido de derechas preocupado por la unidad de España y especialmente sensible al tema desde el grotesco conato de golpe de Estado de Puchi y su alegre pandilla hace siete años.

Creo que también el ministro Albares ha estado dando la chapa a sus compañeros europeos con el temita, aunque en sentido contrario (parece que cabreó a más de uno con su insistencia y que tuvo que ser llamado al orden: ¡qué poca sensibilidad hay por ahí afuera hacia esos siete votos de Junts que mantienen a su amo y señor en su sillón presidencial!).

Es evidente que el PP no quiere que se hable catalán en las instituciones europeas, pero también lo es, y más de uno se habrá percatado, que a Sánchez y Albares se la sopla el catalán y sólo van a lo suyo. En ese sentido, mientras el PP no engaña a nadie, el neo PSOE hace como que le interesa sobremanera un tema que no habrían ni abordado de no depender del apoyo de los de Puchi.

El PP no es el principal responsable del nuevo fiasco nacionalista. Lo son, en todo caso, los representantes de todos esos países que sólo ven caos organizativo y problemas separatistas en esa clase de medidas. De ahí que se hayan cerrado en banda, tras relegar el asunto al final de la reunión, y que se haya llegado a la conclusión de que ya hablaremos de él en cualquier otro momento, quedándose un paso atrás de aquel personaje de un chiste de The New Yorker que, teléfono en mano, con la agenda abierta y hablando presumiblemente con un pelmazo que le pide una cita, exclama: “Nunca. ¿Te va bien nunca?”.

De hecho, la actitud de la UE va más en la línea del humorista Scott Adams, quien tituló uno de sus libros Always postpone meetings with time wasting morons (Pospón siempre las citas con merluzos que te hacen perder el tiempo), lamentablemente inédito en nuestro país.

Como no tiene nada que hacer, Puigdemont opina sobre todas las cosas y suele intuir en ellas la mano del PP. Sobre su amnistía, que el PP no aprueba, ha llegado a decir que Feijóo, al tomarla con él, se está saltando todas las leyes. ¡Y eso lo dice alguien que se ha saltado todas las leyes habidas y por haber! También acaba de brillar como restaurador de arte viejuno diciendo que el traslado a Sijena de las pinturas que les soplamos a los baturros tiempo ha puede conllevar la destrucción de las mismas, aunque ahí no ha podido echarle la culpa al PP porque es cosa del juez que tomó esa decisión.

Como guinda de la actitud de los neoconvergentes, hay que hacer constar sus declaraciones acerca de que el PSOE ha hecho todo lo posible por el catalán en Europa, sin querer reparar en que ese supuesto apoyo es fruto de la necesidad. Un poco de hipocresía nunca va mal, sobre todo si dependes del actual gobierno para pintar algo en España y confiar en que te acabe cayendo la amnistía.