Este es el bar favorito de Álvaro Cervantes en Barcelona: "Un buen bocadillo no es tan fácil de encontrar"

El placer de disfrutar un buen bocadillo en un bar de toda la vida es, sin duda, un ritual profundamente arraigado en la cultura española. Ese momento en que al entrar te recibe el olor a pan recién hecho y recuerdos de tertulias en la barra; y sientes cómo el camarero lo prepara con cariño, sin prisa, cargado de ingredientes sencillos, pero lleno de sabor. Es impagable.

Ya sea un clásico de tortilla de patatas, un contundente pepito de ternera o el icónico bocadillo de jamón, cada bocado conecta con historias compartidas, carcajadas espontáneas y la certeza de que, más allá de alimentar el cuerpo, se nutre el alma. Es ese encuentro entre lo cotidiano y lo auténtico, que convierte a los bocadillos en verdaderos protagonistas de nuestra memoria gustativa.

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El bar preferido de Álvaro Cervantes

Barcelona y, especialmente, el barrio del Raval, son parte importante de la nueva película de Álvaro Cervantes, Esmorza amb mi, y también del propio actor: "Nací en el Raval, pero con un año de vida nos fuimos al Poblenou. Mi madre era de la calle del Carme y mis abuelos, a los que no conocí, tenían una parada de flores en La Rambla", así lo explica a Hule y Mantel.

Pero hay más porque "conecté con el barrio más de adolescente y en parte es gracias a Iván Morales, que es de este barrio. Lo conocí a los 17 años y, desde entonces, se ha convertido en maestro, mentor y compañero en todo este viaje del cine. Nos habíamos imaginado haciendo películas juntos y al final ha pasado. Este lugar lo he pisado mucho de su mano".

Un aficionado al buen comer como Cervantes, tendrá su lugar favorito en este barrio barcelonés. Se trata del Bar Mendizábal, en la calle Junta de Comerç, y recuerda bien sus bocadillos. "Su terraza era un espacio muy fructífero para estar creando, un buen punto de encuentro. Para mí, aquellos bocadillos son mi magdalena de Proust. Un buen bocadillo no es tan fácil de encontrar y los de allí lo eran".

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El Bar Mendizábal

Bar Mendizábal, conocido cariñosamente como “el Mendi”, está profundamente, arraigado en el corazón del Raval barcelonés, en la esquina de la calle Junta de Comerç con Hospital. Fundado en los años 30 como una tradicional horchatería, se ha convertido en un auténtico referente del barrio con su esencia intacta: una larga barra que da directamente a la calle, con ambiente desenfadado, y clientela que combina vecinos de siempre con turistas.

Aunque, inicialmente, destacaba por refrescos de chufa, desde hace décadas su fuerte son los bocadillos elaborados con ingredientes de calidad y creatividad. En la carta encontrarás desde clásicos como jamón con queso de cabra y reducción de vinagre balsámico hasta combinaciones más modernas como salmón con rúcula, tomate, aguacate y toques de wasabi, o queso feta con tomate seco y anchoas, todos prensados en pan tostado a la plancha, generando rayas doradas en su corteza.

A esto hay que sumar especialidades como el bocadillo de cordero y el de hamburguesa de buey, muy elogiados por su calidad, y la estrella local: el de calamares con pan crujiente.

Con más de noventa años de historia a sus espaldas, en los años 2000 pasó a manos de Sergi Vila y Carles Begueriac, quienes conservaron su tradición al tiempo que le dieron un aire de modernidad gastronómica, añadiendo: zumos, smoothies y cócteles como mojitos o gintonics. 

Inquietudes de actor

Cervantes confiesa que se ha planteado montar un restaurante. "Pero te das cuenta de lo difícil y lo sacrificado que es y, siendo realista, es una movida", dice. Aun así, la idea está allí. "Soy muy curioso, y sería una buena manera de aprender muchas cosas, más allá de la cocina".

De momento, pero, considera que ha de disfrutar de lo que le aporta la gastronomía a nivel usuario y cocinar para él y para los otros, como un acto de amor, de dedicar un tiempo, un esfuerzo, una imaginación, una creatividad y servirlo a la otra persona.